Nacido en un hogar cristiano, desde su infancia conoció el camino del Evangelio. Su madre fue la principal impulsora de su formación cristiana y siendo ya un joven servia activamente en la obra de Dios. Ocupó en la Iglesia cargos como: barrer el culto, portero, corista, profesor y Oficial.
Conoció a la hermana Otilia Alvarado y un afecto que creció, les unió en matrimonio.
Todo era felicidad, cuando el que en vida fuera nuestro Obispo Manuel Umaña Salinas, en la Conferencia del año 1953 celebrada en en San Bernardo, le ordenó abrazar el Ministerio empezando como obrero.
En el comedor de su casa, con una congregación formada por su esposa, su madre y dos miembros inició su obra. Conoció junto a su esposa la pobreza, vivida con dignidad, la humillación y el desprecio de quienes veían con malos ojos la formación de una nueva Iglesia
En 1954 ya no eran sólo cinco miembros pues el señor estaba confirmando la labor de este Joven Obrero, motivo por el cual existió la necesidad de arrendar un local más amplio para poder cobijar las muchas almas que habrían de ser salvas; local que estaba ubicado en el Cerro Barón. Ese mismo año en la Conferencia de Mulchén fue ascendido a Pastor Probando.
El año siguiente, siendo éste, quizás el más difícil de su vida, hubo de abandonar sus labores materiales para dedicarse de lleno a la Obra del Señor , entrando a vivir por la Fé. Junto con este paso decisivo fue necesario que arrendara un local aún más amplio que el anterior, el que estaba ubicado en calle Victoria, cuyo cánon era de $18.000, es decir, 12 veces más de lo que pagaba en el Cerro Barón, pues éste solo costaba $1.500 mensuales.
Con mucho esfuerzo y privaciones, ya que esto significaba gastos que estaban por encima de toda posibilidad, la Fé, que sustentaba su vida y que es un verdadero capital en el cristiano, suplió las necesidades y los gastos iban siendo cubiertos.
Predicando a la calle con un grupo mínimo y esforzándose a formar la Iglesia, es ordenado pastor en 1955; su obra crecía y florecía, Dios añadía las almas según su Santa voluntad y el Joven Pastor ganaba en madurez y experiencia espiritual.
Pasaron siete años, otros pastores ascendían al diaconado, el servía en silencio y en 1962, recibe la grata sorpresa de ser llamado al Presbiterio, llenando cargos en los que Dios le preparaba para un ministerio superior.
En 1964 fue llamado al Directorio, integrándolo como Secretario de la Corporación "Iglesia Metodista Pentecostal de Chile".
El día 2 de Agosto de 1964 fallece el Obispo Manual Umaña Salinas, por lo que en conformidad a lo establecido en los Estatutos y Reglamentos se nombra como Presidente Interino al Presbítero Carlos San Martín Pulgar , hasta la próxima Conferencia Anual que sería efectuada en marzo del próximo año.
Acuerdos tomados en la sesión extraordinaria del Directorio, celebrada en la sede matriz de la Iglesia Metodista Pentecostal de Chile el miércoles 5 de agosto de 1964 a las 10 horas con asistencia de los seis pastores miembros de él.
Después del deceso de nuestro Obispo Umaña, el designio de Dios por sobre las tinieblas de los hombres, se cumple y ante la injusticia y el error carnal, su amor a la verdad y a la justicia le impulsan a obedecer a la inspiración de conservar la línea espiritual en que fue enseñado y propicia la nueva Corporación, ante la insistencia de quienes fuimos propuestos y desoídos, iniciando una nueva etapa en su carrera destinada a formar la Iglesia Unida Metodista Pentecostal en el año 1964.
En febrero del año 1972 fue investido como primer Obispo de la Iglesia Unida Metodista Pentecostal, en la Asamblea General Anual celebrada en El Arrayán, comuna de Las Condes, el pastor Carlos San Martín Pulgar.
Los que en verdad amamos al que fuera nuestro Obispo Manuel Umaña Salinas, que duerme a la voluntad de Dios, sentíamos en sí un vacío y una esperanza en nuestro Hacedor, pues es muy fácil ungir a hombres por ritos, costumbres o imitación, o por satisfacer sentimientos humanos o acceder a peticiones, o por campañas interesadas, pero esperar que Díos inspire, haga manifiesto en forma clara y confirme el poder llegar a ungir a un Presbítero al grado más alto que indican las Santas Escrituras, eso es sólo dado por Dios y tanto nosotros como la hermandad nueva hemos comprobado y podemos gozarnos en que, por voluntad de Dios ha nacido en el Directorio la inspiración. En dos de sus miembros revelación y en los otros confirmación manifiesta.
Presentando este sentir a la Asamblea de Pastores y Delegados fue aprobado por aclamación con manifestaciones claras de que Dios está obrando.
El pastor Carlos San Martín no quería acatar esta Unción, pero ante la evidencia de la inspiración y manifestaciones que eran guardadas por los Pastores quienes las revelaron ante él, respondió diciendo: Siendo así me inclino a la voluntad de Dios y de la Asamblea de Pastores que así lo siente.
Al ser declarada esta noticia a la numerosa concurrencia asistente a la reunión de la noche, se produjeron escenas de verdadera emoción y gozo espiritual, al sentir que ese vacío a que aludí era llenado por el poder de Dios, pues ningún poder ni acto humano satisface la necesidad de lo que es de El.
El 31 de mayo de 2008 a la edad de 80 años, parte en los brazos del Señor el Obispo Carlos San Martín Pulgar, fundador de la Iglesia Unida Metodista Pentecostal (1927 - 2008)
En unos de sus mensajes el Obispo Carlos San Martín dijo:
"Dios libre nuestros corazones de envidia.
No quiero que en esta noche, nadie piense más allá de lo que deba pensar.
Tal vez sea un mensaje preventivo, tal vez sea un mensaje en el cual el Señor, nos esté haciendo señalar lo que a lo mejor en el futuro, pudiese suceder. Por que uno no sabe lo que pueda suceder después que uno salga, después que uno se va.
Yo no se cuánto tiempo más el Señor me tendrá a mi en la tierra, no se cuántos años más viviré, no se cuanto sea el periodo de mi estada entre ustedes, no puedo determinar mis años de vida, por que mi vida esta en las manos del Señor. Si el determina llevarme, me llevará algún día, y la obra del Señor continuará adelante, por que los hombres pasan, la obra queda, ¡La obra de Dios es permanente!.
No por un hombre la obra se va a detener; ¡el hombre es quitado y la obra sigue adelante, la obra sigue marchando!
Pero es importante, que esa obra crezca sana, permanezca sana y viva sana, y haya vientos de corazón bien puesto,
de corazón noble y de corazón que nunca puedan entrar a ellos el sentimiento de la envidia y de el odio, y que estemos dañándonos unos a otros a espaldas, y estémonos destruyéndonos, lo mismo que se destruyen los animales, lo mismo que se destruyen los perros, nos estemos destruyendo nosotros, en vez de edificar la iglesia del Señor, la estamos menoscabando.
Dios en su misericordia nos bendiga"
Fuente extraída de la revista "Sol de Justicia", Edición Nº 22 - Enero - Febrero - Marzo año 1972.
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