TERREMOTO EN CHILE


“…y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores.”

(Mateo 24:7-8)

El sábado 27 de febrero de 2010, a las 3:34 horas A.M., el dedo de Dios estremeció nuestra nación, la que despertó abruptamente sacudida por un terremoto grado 8,5 en la escala de Ritcher, considerado el mayor de la historia chilena y el quinto en la historia universal.

Este fenómeno telúrico causó varios centenares de víctimas fatales y millones de personas que han perdido sus casas y todos sus bienes. Consternados contemplamos lo pequeño y frágiles que somos ante el poder de Dios.

La angustia y la desesperación se apoderan de la población que busca entre los escombros los cuerpos de sus seres queridos. No hay alimentos, escasea el agua potable, no hay luz eléctrica, no hay comunicaciones, miles duermen a la intemperie, la situación se torna incontrolable, nadie puede permanecer imperturbable, sobretodo, al contemplar la desazón de las víctimas más afectadas.

Un llanto de angustia recorre toda nuestra nación, el mundo se estremece. Los vándalos y delincuentes se aprovechan de la situación y saquean supermercados, consultorios, almacenes, aún los hogares de sus propios vecinos, los militares salen a la calle para intentar controlar la situación. ¡Es un desastre!.

¡NUESTRA NACIÓN HA SIDO HUMILLADA EN EXTREMO!

No empero, debemos dar gracias a Dios porque los casos fatales son pocos ante la magnitud del fenómeno; y rogamos a nuestro Señor y Dios consuele a los que lloran….

¡Oh, Dios, tenga misericordia de nosotros, en la ira acuérdese de la misericordia!

No obstante, quienes creemos en el Dios de la Biblia, tragándonos nuestras lágrimas, debemos exclamar con fuerza: ¡Jehová es bueno y su misericordia es para siempre!

Alguien dirá: “bueno, es común que estos fenómenos ocurran cada cierto tiempo en nuestra nación”; sin embargo debemos considerar que es el peor terremoto de la historia, considerado 500 veces superior al terremoto que azotó a Haití, y ha recrudecido a causa de tsunamis; además, los días pasan y no es posible abastecer de agua y alimento a millares de personas, y no se sabe cuánto tiempo durará esta incertidumbre.

El profeta Amós, dice: ¿Habrá algún mal en la ciudad, el cual Jehová no haya hecho? (Amós 3:6)

Existe un pueblo entre las naciones que es diferente a todos los pueblos de la tierra, y éste es el pueblo de Dios compuesto por todos los creyentes, la Iglesia de nuestro Señor Jesucristo. Y la diferencia consiste en que la Iglesia sabe leer las señales de cielo.

Ahora meditemos: ¿Qué habrían hecho las autoridades de saber que esto sucedería? ¿No habrían advertido a las personas para que tomaran las precauciones con la finalidad que nadie fuera sorprendido?

Por lo tanto, es importante meditar respecto a los acontecimientos no como una cosa circunstancial, sino, leyendo el mensaje de Dios. “¿Se tocará la trompeta en la ciudad, y no se alborotará el pueblo? (Amós 3:6)

 

La iglesia de Cristo tiene por misión señalar a ésta humanidad del inminente juicio que ha de cernirse sobre el mundo entero (Ap. 3:10), la iglesia debe alzarse como un faro en medio de una tempestad para indicar a los pecadores el camino de Salvación.

 

Porque es indudable que Dios viene con retribución y castigo, y la iglesia debe enseñar a los habitantes del mundo como huir de la ira venidera.

 

Ahora, cabe preguntarnos: ¿Está la iglesia cumpliendo con la Santa encomienda?

 

Lamentablemente, hoy es evidente en la Casa del Señor el engaño generalizado que viene de la mano de los falsos maestros (Mt. 24:5), predicadores del exitismo y de falso triunfalismo, anunciadores de cosas halagüeñas (Is. 30:10), farsantes positivistas, sicólogos de la autoestima y la soberbia, que han apagado la solemne luz de advertencia respecto del principio de dolores (Mt. 24:8) que se está cerniendo sobre la humanidad.

Aún cuando las guerras y los rumores de guerras son portada en los diversos medios de comunicación, y se levanta nación contra nación y reino contra reino; y el hambre y las pestes y terremotos azotan a diversos países; vemos que:

 

Quienes deberían ser los pregoneros de la Verdad, han cerrado su boca. La humanidad va camino del infierno, las señales del fin del tiempo se apresuran, y en sus labios solo hay profecía mentirosa.

 

El Espíritu Santo, dice:

56:10Sus atalayas son ciegos, todos ellos ignorantes; todos ellos perros mudos, no pueden ladrar; soñolientos, echados, aman el dormir. 56:11Y esos perros comilones son insaciables; y los pastores mismos no saben entender; todos ellos siguen sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado. 56:12Venid, dicen, tomemos vino, embriaguémonos de sidra; y será el día de mañana como este, o mucho más excelente (Isaías).

 

Y el falso profeta, decreta: No habrá crisis, no habrá crisis, mientras las nubes del juicio se ponen sobre el pueblo.

 

Las Sagradas Escrituras, nos narran: 24:1Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. 24:2Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada. 24:3Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? 24:4Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. 24:5Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. 24:6Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. 24:7Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. 24:8Y todo esto será principio de dolores.” (Mateo)

Y, los líderes de la iglesia ignoran voluntariamente la solemne advertencia del Señor de la gloria, decretan: prosperidad, prosperidad, embriagados de vanidad, la iglesia ha crecido, somos reconocidos por la autoridades, galardonados, la soberbia crece en el corazón, y profetizan: “no habrá crisis, no habrá crisis…”. ¿Y, quién anuncia la Verdad? ¡CRISTO VIENE, CRISTO VIENE!

¿Está la iglesia cumpliendo con la Santa encomienda?

Si miramos a nuestro alrededor veremos que se han desviado del camino y ya no sirven a Dios, ellos solo adoran y rinden culto al “dios del entretenimiento”. En los altares ya no se comunica la solemne advertencia del juicio que ha de venir, no se habla del infierno preparado para los infieles; ¡no!, los payasos, mimos, obras de teatro, batucadas, títeres, danzas coreográficas, “salmistas” de excelencia, “ministros de alabanza”, sistemas de luces, humo, globos, rayos láser y otros artilugios profanan nuestros templos, y la pobrísima excusa que exponen para justificar el uso de estas “herramientas”, que en algunos casos son completamente seculares exentas de todo contenido cristiano, es que son para “atraer” a los no creyentes con lo mejor del anatema y que son de gusto de los “clientes”.

¿Acaso el evangelio mismo no queda oscurecido y caricaturizado con esta clase rufianería?

A causa de este desvarío el Espíritu Santo arenga a esta iglesia muerta:

3:1“Oíd esta palabra que ha hablado Jehová contra vosotros, hijos de Israel, contra toda la familia que hice subir de la tierra de Egipto. Dice así: 3:2A vosotros solamente he conocido de todas las familias de la tierra; por tanto, os castigaré por todas vuestras maldades. 3:3 ¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Amós)

3:6“¿Se tocará la trompeta en la ciudad, y no se alborotará el pueblo? ¿Habrá algún mal en la ciudad, el cual Jehová no haya hecho? 3:7Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas. 3:8Si el león ruge, ¿quién no temerá? Si habla Jehová el Señor, ¿quién no profetizará?” (Amós)


Así que, hoy, somos sacudidos y tiembla el suelo que pisamos, ¡la alarma suena y la luz roja de advertencia brilla por medio de la voz de los profetas en contra de este enfoque mortífero del entretenimiento!

 

Y, aunque el libro del profeta, dice: 6:17“Puse también sobre vosotros atalayas, que dijesen: Escuchad al sonido de la trompeta. Y dijeron ellos: No escucharemos (Jeremías); en los oídos de los que amamos a Dios resuenan con vigor las expresiones de nuestro Señor y Dios: 3:8Si el león ruge, ¿quién no temerá? Si habla Jehová el Señor, ¿quién no profetizará? (Amós)


7:12“Amasías dijo a Amós: Vidente, vete, huye a tierra de Judá, y come allá tu pan, y profetiza allá; 7:13y no profetices. 7:14Entonces respondió Amós, y dijo a Amasías: No soy profeta, ni soy hijo de profeta, sino que soy boyero, y recojo higos silvestres. 7:15Y Jehová me tomó de detrás del ganado, y me dijo: Ve y profetiza a mi pueblo Israel. 7:16Ahora, pues, oye palabra de Jehová. Tú dices: No profetices…” (Amos)

 

Por tanto, oíd, naciones, y entended, oh congregación, lo que sucederá. 6:19Oye, tierra: He aquí yo traigo mal sobre este pueblo, el fruto de sus pensamientos; porque no escucharon mis palabras, y aborrecieron mi ley” (Je. 6:18)

 

Iglesia del Señor, ¿has sentido el tronar de Dios? Si es así, vuélvete del camino por el cual te han conducido, siervo del Dios Altísimo, súbete a la atalaya y da voz cierta, no te embriagues con lo que se embriagan, recuerda: “Cuando éstas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca” (Lc. 21:28)

Oremos con angustia, clamemos con lágrimas, roguemos con humildad al que puede tener misericordia, el propósito de Dios es para salvación, no hay despropósito en nuestro Señor, El es bueno.

Entendamos las señales del cielo, oigamos hoy su voz. El hizo la herida y El la cicatrizará. Humillémonos ante su grandeza y El nos perdonará… Iglesia del Señor, nuestro Dios te pondrá en pié y resplandecerás cual faro en el mar, y multitudes alcanzarán misericordia…


¡Volvamos a las sendas antiguas, volvamos al verdadero evangelio, volvamos a la verdadera adoración!


¡Basta de frivolidades, basta de farándula. La entretención NO ES adoración!

 

Volveremos a cantar, Cristo acoge al pecador, claro hacedlo resonar:

¡Cristo acoge al pecador!


Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas” (Ap. 14:6-7)


IGLESIA DIOS PROVEERA

OBISPO CARLOS SAN MARTIN P. 1671