La sangre de Cristo lava y limpia de todo pecado
Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado. (Gálatas 2:16) MARTÍN LUTERO Y LA LISTA DEL DIABLO Se cuenta la historia de que una noche Satanás se acercó a Martín Lutero y le enseñó una lista larga de todos sus pecados: la avaricia, el orgullo, la lujuria, y muchos más. (John Wesley - Pastor Metodista) LA SANGRE DE CRISTO QUE LIMPIA DE TODA MALDAD Una noche Juan Wesley, cuyas predicaciones encendieron el avivamiento más grande de la historia de Inglaterra, andaba a caballo por un bosque. De repente escuchó una voz gritando “deténgase”.Apareció un asaltante quien agarró la rienda del caballo de Wesley y le dijo: “Su dinero o su vida”. Wesley entregó el poco dinero que tenía y el ladrón, al encontrar sólo libros religiosos en las alforjas de Wesley, se disponía a irse. Pero Wesley le dijo: “Espere, tengo algo más para darle”. El ladrón se detuvo, esperando recibir algo más. Wesley le dijo: “Amigo espero que viva los días suficientes para arrepentirse de esta vida suya, y si así resulta, le ruego que recuerde una cosa: -la sangre de Cristo limpia de toda maldad- Unos años después, cuando Wesley estaba viejo, predicó en una iglesia y terminado el culto mucha gente deseaba saludarlo. Una de esas personas fue el ladrón que había asaltado a Wesley muchos años antes en aquel bosque oscuro. Ya no era ladrón sino un hombre de negocios y un fiel discípulo de Jesucristo. Le hizo recordar a Wesley aquella noche en el bosque y las palabras que Wesley había dicho. Le contó como había llegado a conocer a Cristo, como Cristo lo había transformado, y como Cristo lo había llenado de alegría y paz. En un gesto de gratitud tomó la mano de Wesley para besarla, diciendo, “A usted señor Wesley se lo debo todo”. Pero Wesley le respondió, “a mí no, mi amigo: todo se lo debe a la sangre de Cristo que limpia de toda maldad”. Adaptada de Hewitt, Illustracions Unlimited, (Wheaton, Illinois: Tyndale, 1988), p. 50. ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley. Por que la sangre de Cristo lava y limpia de TODO pecado. |