EL ESPÍRITU DE JEZABEL

EL INCOHERENTE EJERCICIO DE AUTORIDAD FEMENINA

 

“Los opresores de mi pueblo son muchachos, y mujeres se enseñorearon de él.

Pueblo mío, los que te guían te engañan, y tuercen el curso de tus caminos” (Isaías. 3:12)

 

INTRODUCCIÓN

 

El profeta Isaías hace muchos años atrás, trató de dar a conocer a los habitantes de la tierra, que la iglesia sufriría la influencia de un espíritu de matriarcado, bajo el control de una potestad que más adelante en las mismas escrituras se revela como “Jezabel”.

 

En Edén, Satanás engañó a la mujer instándola a asumir facultades que no le correspondían (1ª Ti. 2:12), de tal manera que se quebrantó el orden de autoridad establecido por el Espíritu Santo. En nuestro tiempo vuelve a introducir en la iglesia la mentira (Gn. 3:1), disimulada en un seductor discurso acerca del liderazgo femenino, también conocido como “la reivindicación del ministerio de la mujer”, el cual es empleado por los falsos enseñadores para motivar a la mujer a dar la espalda a lo que Dios dice categóricamente en su palabra, y a emprender una marcha desenfrenada para “conquistar” el lugar que bíblicamente le corresponde al hombre.

 

La desobediencia de Eva y la pusilánime actitud de Adán trajeron devastadoras consecuencias.

 

Para la mujer las resultas incluían dolor multiplicado en sus preñeces y tensión en la relación de autoridad-sumisión de marido y mujer. El pecado transformó el armonioso sistema de roles ordenados por Dios en desagradables luchas de voluntad personal. El deseo de la mujer será enseñorearse de su marido, pero el marido gobernará por designio de Dios (Ef. 5:22-25)

El varón es cabeza de la mujer que, como siervo de Cristo, hará la voluntad de Cristo para agradar a Dios, obedeciendo en TODO a la palabra y a los eternos principios de Cristo, y la mujer obedecerá al varón (1ª P. 3:1)

El asunto de la sujeción de la mujer al hombre, no es algo sencillo y fácil de abordar. La naturaleza caída del ser humano se rebela ante la demanda divina. Así, como al hombre le cuesta amar a su mujer como Cristo amó a la iglesia y a tratarla como a vaso más frágil, a la mujer también le es difícil sujetarse a su marido. Cuando reconocemos esta realidad, entendemos que nuestra voluntad ha de ser subordinada a la instrucción de la Palabra de Dios. El sometimiento o sujeción no es sinónimo de subyugación. La Biblia habla con claridad del trato digno que la mujer debe tener, lo que anula la actitud déspota de algunos maridos evangélicos que abusan y malinterpretan los pasajes anteriormente citados. Dicha actitud no solo revela desconocimiento de la Escritura, sino que también una carnalidad indiscutible. El hombre que desea agradar a Dios, procura tratar a su esposa tal cual lo enseña la Biblia: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella” (Ef. 5:25); “maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil” (1ª P. 3:7)

 

Como lo asevera literalmente la Escritura en 1ª Timoteo 2:14, Adán no fue tentado por la serpiente, ni engañado por nadie; más bien, su caída ocurre, según expresa Gn. 3:17 “Por cuánto obedeciste a la voz de tu mujer y comiste del árbol que TE MANDE diciendo: No comerás de él;...”, escogió obedecer a su mujer ingenua antes que a su creador (1ª R. 21:25)

Situación inaudita, Adán no quiso decir “NO” a su mujer. Y esto lo llevó a desobedecer voluntaria y conscientemente al Señor de la Gloria, sabiendo que esta acción abriría las puertas al imperio de LA MUERTE (“…comió así como ella…” Gn. 3:6). Y, el Espíritu Santo, nos revela que “la mujer enseñó y ejerció dominio sobre el varón” (1ª Ti. 2:12). Por lo tanto, sin discusión, el orden inmutable de Dios, es:

 

Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo” (1ª Co. 11:3)

 

LA LIBERACIÓN FEMENINA

 

A pesar del mandamiento divino, permanentemente el “espíritu de Eva” ha estado presente. Hoy se denomina, en el mundo secular, movimiento de “liberación femenina”, deplorable tendencia que ha encontrado lugar en el corazón de mujeres codiciosas (Gn. 3:6) con baja autoestima, que ven la oportunidad de rebelarse y tomar el lugar del varón, lo que es abominable a Dios (Dt. 22:5), y hombres liberales que no entienden las cosas espirituales.

En sus esfuerzos, y apoyadas por hombres negligentes, han obtenido “grandes logros”, contándose entre los más notables: el “derecho” al aborto, conquista que les permite decidir sobre el impune homicidio del inocente concebido en su vientre; la legalización de los anticonceptivos (promiscuidad sexual), y el divorcio (Mal. 2:16).

Una inconcebible trilogía: aborto, anticonceptivos y divorcio. Por fin, las mujeres, se han “liberado”; “lo de mujer, madre y esposa es un absurdo del pasado; además, ha quedado en la historia esa aberrante y opresora institución denominada familia”. El divorcio les permite una total “libertad para no sujetarse a nadie”.

Incluso, en la búsqueda de la total autonomía, también se sacarán ese “estigma” de ser “mujeres”, ya que no debemos olvidar a las más entusiastas partidarias de este movimiento, las lesbianas, que por no estar en condiciones de establecer relaciones humanas satisfactorias con hombres, promueven lo antinatural y toda suerte de perversiones.

El concepto de mujer, esposa y madre será reemplazado por uno más moderno y normal, “liberada”; y todo está relacionado con el libertinaje y la insurrección femenina a los preceptos divinos. Y ante este absurdo no liberamos, de ninguna manera, la culpabilidad del hombre por su despotismo, pero esto no implica que el mandamiento de Dios no sea bueno, agradable y perfecto, tampoco debe modificarse, imperativamente, debe acatarse.

Es así que, cada mujer tendrá que elegir que quiere para sí misma: libertinaje, promiscuidad sexual y destrucción de la familia, es decir “emancipación”; o espíritu para reclamar sus verdaderos derechos, en plena sumisión, ser respetada como mujer, esposa y madre, que es el honroso rol que Dios le otorgó.

 

RESTAURACIÓN DEL MINISTERIO DE LA MUJER

 

Lamentablemente, este indecente pensamiento (feminismo) que se gesto en lo más oscuro de las tinieblas se ha introducido en la iglesia bajo el lema de “restauración del ministerio de la mujer”. Semilla podrida que germina rápidamente en el corazón de aquellas “mujeres oprimidas” y obreros fraudulentos con un “criterio más amplio”, que sin temor alguno responsabilizan a Dios que, con sus conceptos bíblicos añejos y “machistas”, promueve la tiranía del varón sobre la mujer; por lo tanto, aseveran, que deben ser modificados para establecer un “nuevo orden”, uno de “igualdad de géneros”.

 

JEZABEL EN LA IGLESIA

 

“Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos” (Ap. 2:20)

 

Con la llegada del protervo “movimiento feminista” al seno de la iglesia, algunos, dentro de la profesión cristiana, que apoyan este “nuevo sentir de la humanidad sin Cristo”, supuestamente, “más evolucionado socialmente”, que ataca las diferencias que “Dios estableció en la creación entre el hombre y la mujer”, han intentado introducir “nuevas luces” sobre la orden apostólica de que la mujer debe guardar silencio en la asamblea.

Jezabel, fue una fuerte opositora a la doctrina enseñada por los profetas de Dios, creadora de un falso sacerdocio y logró que Acab, su esposo y rey de Israel, construyera imágenes a sus ídolos, Baal y Asera, y les rindiera culto.

“IGUALDAD DE GENERO EN LA ADORACION”, un dios masculino y un dios femenino. Esto equivale a gran parte de la iglesia actual que, ante los ojos del mundo rinde culto y adoración a Dios, pero en realidad siguen las obras y la doctrina del Diablo del culto y honra a sí mismos, honra para el hombre y honra para la mujer (que en su interior tienen “escondido un héroe”), ocultos tras la pantalla de una falsa adoración a Dios, donde Dios es el “genio de la lámpara” que debe otorgar todos los deseos a sus criaturas donde el hombre quiere vivir honrado como magnate y la mujer como princesa, al “mismo nivel” del varón; ya que ella también se merece” el ministerio, el sacerdocio y la gloria. Recordemos que ministraban 400 sacerdotes de baal, y 450 sacerdotes de asera que comían a la mesa de Jezabel. Cada uno (Acab y Jezabel) constituyó su propio sacerdocio; uno para el dios masculino, y el otro para él de “ellas”.

 Jesús hace referencia directa a esta mujer en su mensaje a la iglesia en Tiatira (Ap. 2:18-29).

Pero tengo unas pocas cosas contra ti; que toleras a esa mujer Jezabel. Eso es todo, sólo menciona el nombre. ¿Sería un miembro de esa iglesia llamado así? ¿Sería un símbolo y tipología, surgido del Antiguo Testamento? Es, sin lugar a dudas, un espíritu inmundo que ha entrado encubiertamente en la Iglesia del Señor yQue se dice profetisa

¿Qué es una profetisa? ¿Por qué se hace la declaración de esta forma?: “Que se dice profetisa”. Ella pretendía ser una mujer inspirada, que había recibido alguna nueva revelación, visión o alumbramiento que, negado a los apóstoles, le había sido concedido, y ella lo proclamaba fundamentando en ello esta “nueva” enseñanza. El resultado de la misma, es declarado cuidadosamente por el Señor en las palabras: “Enseña y seduce a mis siervos”. La consecuencia de la enseñanza fue la seducción de los siervos de Dios, y su instrucción cobraba fuerza porque la mujer pretendía ser una mensajera inspirada.

 

Jezabel, estipuló que sus ídolos tuvieran el mismo trato que tenia Dios, ordenó exterminar a todos los profetas de Dios y los sustituyó por los profetas de baal (dios masculino), que no era otro que Baal-zebub, antítesis de Yahve, y los sacerdotes de Asera (dios femenino), “porque la mujer también tiene los mismos derechos”.

 

http://www.centrorey.org/toqueis_4.jpg       ¡¡NO ES LO MISMO!!        http://www.uned.es/geo-1-historia-antigua-universal/ISRAEL/jezabel.jpg

 

EL ESPÍRITU DE JEZABEL

 

El espíritu de Jezabel es la potestad diabólica más sutil y despreciable de todas, es Satanás mismo infiltrado en el sacerdocio. Cuando entra le abre camino a otros espíritus inmundos, como en el Paraíso cuando la mujer tomó, incitada por el Demonio, una autoridad que no le fue conferida, y arrastró a toda la humanidad a la más horrenda oscuridad.

Al no ser cabeza “natural” (1ª Co. 11:3), una mujer en tal situación necesita obtener poder fuera de ella para llevar a cabo sus objetivos, aunque estos pudieran ser, aparentemente, hasta dignos y piadosos. Ella debe tomar el control y dominar para realizar su misión. Se autodesignará como una especie de maestra y creará su propio sacerdocio femenino. Los que no tienen discernimiento se equivocarán al pensar que su efectividad es de Dios cuando ¡no lo puede ser!

Esta influencia malévola puede estar sobre personas, familias denominadas “pastorales”, iglesias, ciudades y naciones. Varios países son conducidos bajo este creciente influjo y hoy domina ampliamente el mundo secular.

En general, las mujeres son las anfitrionas de estas entidades que desafían y usurpan la autoridad puesta por Dios en jurisdicciones masculinas. Este grupo de espíritus causa problemas tremendos en las vidas de mujeres, el matrimonio, la familia, la iglesia. También algunos hombres se mueven bajo esta oscura influencia.

Ella opina y decide sobre temas espirituales fuera de su competencia, que tienen que ver con la iglesia, obligando a los demás a permanecer en silencio pretendiendo ser la maestra del pueblo.

Su conducta sicopática la estimula a “enseñar” falsas doctrinas”, al sentirse menoscabada por el Dios de la Biblia, y pretende degradar al pueblo de Dios y establecer una “forma de culto” que le ayude a su “autoestima”.

Este espíritu opera dentro de la iglesia, en nuestros púlpitos, entre las mujeres de los pastores o ministros, de los evangelistas y predicadores; particularmente en mujeres de influencia al interior de nuestras congregaciones y luego corrompe a los siervos, fornica con ellos (relación con falsas doctrinas) y los guía a comer cosas sacrificadas a los ídolos (aceptar sus “preceptos” errados de adoración emocional y sensual), perturbándolos encubiertamente por medio de la tergiversación de las Sagradas Escrituras.

¿De dónde viene? El rey de Israel, llamado Omri, hizo una alianza política por medio del matrimonio de su hijo Acab con una princesa extranjera, llamada Jezabel que fue una hechicera, controladora, adúltera y asesina (2ª R. 9:22). Esta alianza impura profundizó la idolatría y el paganismo en el pueblo de Dios.

Jezabel tenía características de personalidad relacionadas con la manipulación, el control, deseos de poder, perversión sensual y emocional, idolatría y ocultismo que practicó como si fuera adoración cristiana, y desató la persecución de los profetas verdaderos a los cuales apremió y asesinó.

El espíritu maligno que motiva las acciones de Jezabel y le otorga amplia influencia, ha quedado afectando permanentemente al pueblo de Dios y hoy se manifiesta bajo el nombre de restauración del ministerio de la mujer”, mediante el cual se constituyen como “jefas y guiadoras de la Iglesia”, se autodenominan “líderes” y, para el efecto, organizan a las mujeres de las iglesias como un ente independiente, arrogándose autoridad pastoral y luego buscan ejercer autoridad sobre el varón, para cuyo efecto estimulan a las demás mujeres a “cambiar la mente de sus maridos”, como Satanás incitó a Eva en EDEN.

Y los hombres, cuya mente ha sido entenebrecida por la cultura de la época, abdican de su posición de cabeza, y se transforman en el complemento ideal de esta potestad inmunda, por lo cual son responsables de los actos de sus mujeres.

¿Cuáles son, entonces, los planes globales de Jezabel? Tres fundamentales: Falsa religión, falsa doctrina y, sobre todo, socavar la autoridad genuina.

 

EL ESPÍRITU DE JEZABEL Y ACAB

 

El espíritu de Jezabel y de Acab, por lo general operan juntos pues se necesitan mutuamente.

Amadores de los lujos, aman las imágenes no de estatuas pero sí su propia imagen ante los demás, practican el ocultismo mediante el “mentalismo” cuyos pasos son “incubación de la fe”, “visualización” y “declaración o decreto” ejercido por el poder de la palabra (brujería) para lograr conocimiento, poderes sobrenaturales y riquezas materiales. Son herejes porque siguen doctrinas antibíblicas a través de las cuales buscan ejercer influencia en circunstancias presentes o futuras, en la vida de ellos o de otros. Les gusta andar en tratos políticos, ya que es así como entienden las cosas espirituales.

Exigen que sus seguidores les den la importancia que solamente Dios puede tener, sus falsas doctrinas tienen que ser para sus discípulos testamento. Demuestran delante de sus adeptos una vida de humildad recurriendo a actitudes histriónicas para impresionar. Se jactan de perfecta conducta, regida y marcada por los cánones del mismísimo Dios, pero de puertas para adentro son unos fracasados, tan pecadores y fornicarios como los demás hombres del mundo, pues eso es lo que realmente son, con la diferencia de que han sabido venderse de forma tal que sus prosélitos no pueden ver en ellos mancha alguna. Anhelan realizar grandes proezas, para la gloria de sus nombres. Incluso enseñan: “sirve a Dios y lograrás grande honra para tu nombre”.

La mujer con el espíritu de Jezabel es el poder detrás del trono. Jezabel fue tan lejos que usó el sello de su marido para enviar cartas condenando a un hombre a la muerte para quitarle su heredad (1ª R. 21), la que, conforme a la ley de Dios, no podía ser vendida (1ª S. 24:6; 26:11; 2ª S. 23:17). Así también quienes actúan bajo esta influencia codician lo ajeno (iglesias, ministerios) y proceden sin temor y sin misericordia, valiéndose de mentiras y calumnias para obtener lo que se proponen (1ª R. 21:8-13).

Ambos son crueles, insaciables, apasionados, amadores de sí mismos, capaces de encantar a cualquier creyente descuidado, utilizando la fascinación religiosa carismática, llenándoles la cabeza de espejismos con tal de conseguir sus propósitos, sin importar los métodos, ni el daño que infringen a la gente ni el dolor que provoquen en una iglesia.

Como Jezabel le decía a Acab: “si eres tu el rey, puedes tomar lo que quieras” (1ª R. 21:7), se sienten con el derecho a tomar el ministerio y la iglesia y destruir el orden que Dios ha dispuesto, ya que como “líderes” ellos se arrogan la autoridad del cambio.

Hoy día, este espíritu inmundo, ejerce dominio sobre la iglesia prostituyendo, espiritualmente, primero a las mujeres de las congregaciones otorgándoles una autoridad que Dios no les ha conferido, y luego corrompe a los varones que, por temor o seducidos por su perversión, inclinan su cabeza.

Para estos efectos, necesita a un Acab, quien es el monigote que ejecuta sus planes malvados (Ap. 2:20), el Adán moderno que obedece a su mujer antes que a Dios y que le permite sus prácticas abominables sin poner reparos, aún cuando sabe y entiende el ORDEN DE AUTORIDAD consignado en las Sagradas Escrituras, pero él se cree “abierto de mente”, y está resuelto a resolver una “injusticia” Bíblica, y “dar a la mujer el lugar que se merece”.

 

La manera en que Acab reinó fue pésima, la manera de dirigir a Israel fue horrenda, la escritura dice que hizo más mal que los reyes que habían estado antes que él, corrompiendo a la nación entera.

 

Las características del espíritu de Acab: un cobarde, miserable, pusilánime, acostumbrado a hacer lo que se le viene en gana, y lo que no puede llevar a cabo, lo molesta y enoja como un niño malcriado. No es un líder que busca hacer la voluntad de Dios, ni busca la revelación de Dios, él solo es pragmático, sin disciplina. No es pastor, se cree rey. Hará todo aquello que sirva a “sus propósitos”. Perseguirá a los profetas de Dios a los cuales no les cree ya que los considera rivales, solo se guía por las circunstancias y por sus sentimientos y todas las actividades que realiza son para alimentar su inflado ego y destruir las formas que Dios ha dado a su iglesia, las cuales considera “antiguas” y deben ser reformuladas para tenerlos a “todos” contentos. No tienen respeto por los ancianos, y manipulan al pueblo a su favor con la finalidad de tomar el poder, siendo sus principales víctimas, las mujeres y los jóvenes.

 

A la verdad ninguno fue como Acab, que se vendió para hacer lo malo ante los ojos de Jehová; porque Jezabel su mujer lo incitaba” (1ª R. 21:25)

 

Una vez que han probado el control total, se les convierte en una droga, una adicción. Y con “grandes metas” que engrandecerán sus egos, toman lo que quieren por la fuerza (1ª R. 21:1-16). Se rodean de gran cantidad de hombres adúlteros, fornicarios, ladrones, traidores y falsos profetas (1ª R. 18:19) que son manipulados por la mujer. Jezabel tenía 850 falsos profetas, demonizados, influyentes y, lamentablemente, en este tiempo vemos a incautos pastores que corren a sentarse a la mesa de Jezabel, seducidos por “su imagen”.

 

METODOLOGÍA PARA INTRODUCIR A JEZABEL

 

Los falsos ministros, aseveran que las Sagradas Escrituras tienen una validez relativa o una aplicación exclusiva dentro del contexto histórico. Estratagema de Satanás para introducir ésta falsa doctrina de “la restauración del ministerio de la mujer” en la iglesia.

El Espíritu Santo, dice:

 

La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio (1ª Ti. 2-11:12).

 

El mandamiento espiritual es muy simple y fácil de entender, hasta para un niño, “Porque no permito…”; pero, no obstante, algunos se han atrevido a emprender su sistemática tergiversación “científica”. Como en estos días es muy mal visto, intelectualmente, sostener versos bíblicos como estos, muchos ministros y enseñadores cristianos intentan demostrar que las instrucciones de Pablo tienen aplicación exclusiva en el contexto histórico en que fueron escritas; es decir, “eran de Pablo para las mujeres de ese tiempo”. Por lo tanto, la iglesia actual necesitaría “nuevas” instrucciones, y es aquí donde aparecen los “nuevos” apóstoles con sus reformas antibíblicas, ministros irresponsables y olvidadizos que no están dispuestos a retener las instrucciones tal y como se las entregó su Señor, por eso, cuando el Espíritu Santo dice en 1ª Cor. 11:2: “Os alabo, hermanos, porque en todo os acordáis de mi, y retenéis las instrucciones tal como os las entregué”, no es para ellos. Dar una impresión social, aparentemente, machista les amedrenta, en realidad son obreros fraudulentos que aborrecen el vituperio de Cristo.

La Santa Biblia se interpreta con la Biblia, es Palabra viva y eficaz (He. 4:12), y no requiere de “otros textos”, ni “nuevos apóstoles”, ni conocimiento de “ciencias sociales” u otra “ciencia humana” (1ª Ti. 6:20), ni dominio de culturas, la Palabra es Espiritual, por lo cual ha de discernirse espiritualmente. Es una herejía relativizar o minimizar la Palabra de Dios, restándole así autoridad.

Los eternos principios escriturales son atacados por obreros fraudulentos, quienes en todos sus argumentos no pueden encontrar ninguna refutación de éstos principios a partir de la Escritura misma: no hay traza de ello, únicamente se encuentran en la corriente liberal y sus corruptas mentes. Es así que relativizan las enseñanzas apostólicas a través de “nuevas definiciones”, o a través del aborrecible “nuevo movimiento apostólico”.

Pero la Escritura y sólo la Escritura es la norma para los que queremos poner en práctica sus enseñanzas con sencillez de corazón: “Pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra” (Isaías 66:2).

Los falsos pastores enseñan que, en tiempos del apóstol Pablo, los hombres y las mujeres se sentaban separados, en algunos casos en habitaciones diferentes o divididos por una cortina, por lo cual, cuando las mujeres al opinar “interrumpían” y causaban desorden, razón por la cual se ordenó que las mujeres callaran. Otros “dicen” que la discriminación en contra de la mujer, en la “cultura de ese tiempo”, era extrema; es decir la enseñanza era exclusivamente para ese tiempo. Y sobre ésta base han impulsado a la mujer ha tomar el lugar del varón, bajo la falsa excusa del “contexto histórico”; porque, aseveran: hoy “las cosas han cambiado”, “los tiempos son distintos”, “la cultura es diferente”, como si las enseñanzas de Dios debieran “adaptarse” a los tiempos.

¿Acaso no han leído la Ley de Dios?:

 

No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace” (Dt. 22:5)

 

Pero la codicia ha despertado en la mujer las siguientes interrogantes: ¿acaso el ministerio es solo de ellos?, ¿acaso no somos iguales?, ¿acaso Dios no nos ha considerado a nosotras? ¿Si también llevamos la carga, porqué no participaremos de la autoridad?

Como las expresiones de Coré, el apóstata, y su séquito, cuando se levantaron contra Moisés, diciendo: ¡Basta ya de vosotros! Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y en medio de ellos está Jehová; ¿por qué, pues, os levantáis vosotros sobre la congregación de Jehová? (Nm. 16:1-3), y el Espíritu Eterno, agrega: No obstante, de la misma manera también estos soñadores mancillan la carne, rechazan la autoridad y blasfeman de las potestades superiores (Judas 1:8)

Más, los falsos enseñadores, reiteran, respecto de las ordenanzas del Espíritu Santo (1ª Co. 11:4-10; 1ª Co. 11:3; 1ª Co. 14:33-35; Ef. 5:22-23; 1ª Ti. 2-11:12; Tito 2:5): “esas instrucciones fueron dadas para otra cultura y en otro contexto histórico, es decir, hoy no son aplicables. Tal aseveración es herejía, acusan a Dios de caducidad.

 

Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican

(Ro. 1:28-32).

 

En muchos programas llamados evangélicos de radio y/o televisión y en los propios cultos, podemos ver a pastoras “enseñando” ésta antojadiza “liberación”, incitando a las mujeres a pervertirse y ejercer dominio usurpando un ministerio que no les corresponde (He. 5:4: “… nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado por Dios, como lo fue Aarón”), y en lugar de ser la ayuda idónea (Gn. 2:18 y 22) para lo cual fue creada, incitada por Jezabel se transforma en una manipuladora del poder.

Cómo el espíritu inmundo de Coré, el cual fue reconvenido por el Espíritu Santo, que le dijo: ¿Os es poco que el Dios de Israel os haya apartado de la congregación de Israel, acercándoos a él para que ministréis en el servicio del tabernáculo de Jehová, y estéis delante de la congregación para ministrarles, y que te hizo acercar a ti, y a todos tus hermanos los hijos de Leví contigo? ¿Procuráis también el sacerdocio?” (Nm. 16:9-10); la mujer es movida a asumir una autoridad que no le corresponde.

Tal es la turbación de quienes enseñan esta falsa doctrina que, con la finalidad de corromper el noble rol que Dios otorgó a la mujer, organizan “congresos de Déboras” (en alusión a la profetiza de Jueces 4:4), deformando el texto histórico para encontrar una excusa a su rebeldía.

Jezabel es atraída por la psiquis femenina, ella está en mujeres amargadas contra los hombres, ya sea por el descuido del hombre o por falta de autoridad espiritual, o exceso de autoridad. Jezabel obra a través de las mujeres que por causa de la inseguridad, celos o por causa de la vanidad desean controlar o dominar a otros. Jezabel odia: La humildad y  la sujeción.

Citan con desplante: Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gá. 3:28). Texto que, sin lugar a dudas, habla de la “unidad” de los salvados en el cuerpo de Cristo; y, de ninguna manera, “deroga” los preceptos eternos de autoridad y sumisión que Dios ha establecido y ordenado en la Iglesia, la sociedad y el hogar. Aún Jesús asumió una postura de sumisión en los tiempos de su carne. El texto de Gálatas 3:28, no niega que existan distinciones de raza, sociales o sexuales entre los cristianos, sino que afirma que tales diferencias no implican una desigualdad espiritual ante Dios.

 

“Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo(Ef. 5:22-24)

 

El solo pensar que Gálatas 3:28 “anula” Efesios 5:22-24, es una soberana ignorancia.

 

COMO EN TODAS LA IGLESIAS DE LOS SANTOS…

 

¿Será aplicable el modelo espiritual, entregado por el Espíritu Santo a la Iglesia, a través de sus apóstoles, y consignado en las Sagradas Escrituras, o debe adaptarse a la época o contexto histórico?

La misma Biblia destruye la falacia de la aplicación exclusiva en el “contexto histórico”, cuando el Espíritu Santo, dice:

 

Como en todas las iglesias de los santos, vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice” (1ª Co. 14:33-34)

 

Las Sagradas Escrituras, ordenan: Como en todas las iglesias de los santos, vuestras mujeres callen…”, por lo tanto, es aplicable a todo el tiempo de la iglesia, “porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación (1ª Co. 14:35). Sin lugar a dudas, cuando dice, “callen”, se refiere al ejercicio del ministerio del varón. Entiéndase, la mujer espiritual no desea ponerse en el lugar del marido o de los líderes de la iglesia, ni utilizar su influencia para ejercer “su voluntad”, sino que procura, interna y externamente, sujetarse a su marido y reservarse para la función que DIOS le ha designado dentro de la iglesia, no porque era inapropiado para “los tiempos” del apóstol Pablo, sino:

1.       Porque Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer (1ª Corintios 11:3).

2.       Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón (1ª Corintios 11:7)

3.       Porque el varón es imagen y gloria de Dios, y la mujer gloria del varón (1ª Corintios 11:8).

4.       Porque el varón no fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón (1ª Corintios 11:9).

5.       Porque Adán fue formado primero, después Eva (1ª Timoteo 2:13).

6.       Porque Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión (1ª Timoteo 2:14).

7.       Por causa de los ángeles (1ª Corintios 11:10).

La lista sigue… ¿Acaso no han leído?:

 

No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace” (Dt. 22:5)

 

BIBLIA FEMENINA O TRADUCCIÓN EN LENGUAJE MAS JUSTO

 

1Este “ministerio femenino restaurado”, ha llegado a cometer la blasfemia de “traducir” una “biblia de género femenino”, nuevo texto bíblico que evita denominar “Señor” a Dios e introduce términos neutros, denominada: “La Biblia en lenguaje más justo”.

Esta herejía fue “compuesta” por 52 personas, 42 mujeres y 10 hombres, supuestos, protestantes.

“Cada traducción es una interpretación y, a veces, es bueno que las escrituras sagradas se adapten a la realidad social de la época”, atinó a decir un vocero de esa organización dedicada a la difusión de la Biblia y cuya comisión directiva encabeza una mujer, Martha de Dergarabedián.

Esta abominable falsa biblia, se vende bajo la consigna:

 

Si usted como mujer quiere sentirse incluida, si usted ya no quiere llamar “Señor” a Dios, si usted quiere trabajar con una traducción que intenta ser justa con los géneros y renunciar a las interpretaciones anti judaicas, ésta es su Biblia

 

Demás está decir que la primera edición se agotó rápidamente. Y los “líderes” de las iglesias cristianas, en su mayoría, solo tienen en sus bocas palabras de elogios para esta “traducción de lenguaje más justo”

 Versión con un Dios asexual: Un Dios sin sexo y la eliminación de expresiones misóginas o antisemitas son los principales cambios que introduce la Biblia en “lenguaje más justo”, “políticamente correcta” o de “género femenino” de reciente aparición en Alemania. La versión omite la denominación Señor y opta por términos sexualmente neutrales como la Eternidad, la santidad o Adonaj, procedente del hebreo. Tampoco habla de Padre, sino de Padre-Madre. A Dios se lo denomina en forma indistinta: El, Ella, la Eterna, el Eterno, la Viviente. Y ya no se refiere al hijo de Dios sino al niño de Dios. En este caso también utiliza la palabra neutra en alemán “das king”, que designa tanto al hijo varón como a la hija mujer.” [1Tomado de Diario La Calle, Argentina]

Todo esto proviene de la restauración de un incoherente ministerio femenino o establecimiento de un sacerdocio femenino.

 

EL MODELO ES SARA Y NO EVA

 

Las Sagradas Escrituras, ordenan:

 

“Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio” (1ª Ti. 2:12).

 

La verdadera liberación de la mujer cristiana no consiste en obtener la “igualdad en el poder”, “ni igualdad de género”, ni usurpar el lugar del varón, sino en ser libre del espíritu de Eva.

“Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios - ¿Cómo se ataviaban?- estando sujetas a sus maridos; como Sara...” (1ª P. 3:5-6); por lo tanto, nuestro modelo no es Eva, sino Sara...“como Sara obedecía a Abraham llamándole señor (reconocía la autoridad de éste), de la cual vosotras habéis venido a ser hijas”. (1ª P. 3:5-6).

 

Más aún, la inequívoca BIBLIA, establece:

 

“vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice (1ª Co. 14:34)

 

Y la Ley de Dios, decreta:

 

No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace (Dt. 22:5).

 

Sin embargo, los falsos pastores y los malos obreros les han conferido una igualdad anti bíblica, otros dividen de manera “generosa” el poder en un 50% para cada uno, otros les otorgan un porcentaje mayor, ¡absurdo!. La mujer es la ayuda idónea.

 

EL PECADO DE EVA

 

¿Cuál fue el pecado de Eva?

El pecado de Eva consistió en actuar “independiente” de su marido, como también es pecado que la Iglesia, la esposa de Cristo, no se sujete a lo prescrito en las Sagradas Escrituras que manifiestan la Voluntad del Esposo.

Que Satanás haya hablado con Eva no es algo que se podía evitar. Hoy, nuevamente, les habla a las mujeres y busca corromperlas con el feminismo. A la pregunta del adversario Eva respondió correctamente. Pero, antes de obedecer a Satanás debió haber hablado con su marido (Cristo), preguntarle y contarle lo que la serpiente le dijo, y entonces ella habría sido librada.

Pero pecó al actuar separada de él, creyéndose autosuficiente en sí misma, ejerció una ministerio que no le correspondía (2ª Cr. 26:16:20). Y entonces, en lugar de haber confrontado las palabras de Satanás en una conversación con su esposo y vencer, “tomó el mando”, asumió autoridad que no tenía y terminó siendo engañada; así también, en este tiempo la iglesia profesante quiere actuar conforme a su voluntad y no conforme a lo estipulado en la Biblia por el Espíritu Santo, elevando a las mujeres al estrado del varón.

 

“Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión” (1ª Ti. 2:14)

 

Hoy, los “líderes” de la iglesia están ignorando, deliberadamente, las Sagradas Escrituras, que es la voz del Esposo, para actuar conforme a las “directrices femeninas” que están entregando las “nuevas líderes” y los “nuevos apóstoles”, los cuales se están sometiendo a sus “liberadas” mujeres y reconociendo la necesidad de restaurar un antibíblico ministerio femenino.

La caída se completó cuando el varón también consintió en desobedecer a Dios, “obedeciendo a su mujer” comiendo del fruto que no debía comer. “Y dio también (Eva) a su marido, el cual comió así como ella”. Y, de esta manera, aparecen los pusilánimes que luchan por colocar a las mujeres “en el lugar que les corresponde”, rechazando la voluntad de Dios, acusándolo de ser un discriminador machista.

 

EL PECADO DE ADAN

 

¿Cuál fue el pecado de Adán?

Adán no fue engañado (1ª Ti. 2:14). Adán, deliberadamente (como los “líderes” actuales), pecó. Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer...”

Así, como el pecado de Eva fue haber actuado “autosuficiente” separada de su marido, con un espíritu “independiente”, el pecado de Adán es haber obedecido a su mujer por sobre la Palabra soberana de Dios.

Y notorio son los esfuerzos antibíblicos que los líderes de la iglesia realizan para acomodarse al pensamiento de la época.

 

¿CADUCARON LAS SAGRADAS ESCRITURAS?

 

La orden del Altísimo, dice:

“Y si quieren aprender algo (las mujeres), pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación” (1ª Co. 14:35)

 

¿Estarán caducas las Sagradas Escrituras? ¿Eran para otro tiempo y otro contexto histórico? ¿Son ordenanzas de hombre, y el apóstol Pablo las entregó “para” una cultura diferente a la nuestra?

Hermanos, ¡nadie os engañe!, ES PALABRA DE DIOS y es eterna en aplicación y vigencia, ¿o acaso no han leído la carta a los Efesios 5:32?: “Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia” ¿O la carta a los Efesios también era para “ese tiempo”?

Lo que buscan los portadores de esta “nueva verdad”, es destruir el orden eterno establecido por el Espíritu Santo, sublevando a las mujeres para que abandonen su dignidad restaurando un fraudulento ministerio femenino, y someter a la Iglesia (la Esposa del Cordero) a los nuevos “fundamentos” que establecerán ilegítimos apóstoles.

 

“El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado”. (Mt. 13:33)

 

La levadura es señal de corrupción, en todas las Sagradas Escrituras, desde Génesis al Apocalipsis, y aquí representa la falsa doctrina; la mujer es la iglesia apóstata con todos los falsos maestros y las seudo ministras, ya que la presencia de una mujer, manifiesta el desorden y la transgresión de la autoridad. La harina es el alimento del pueblo (la doctrina divina), y toda la doctrina será leudada cuando la iglesia del Señor Jesucristo sea arrebatada.

 

“Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor (1ª Co. 14:37)

 

Por lo tanto, debemos entender y creer que el orden establecido por Dios es:

 

“Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo” (Ef. 5:22-23). Y agrega: “Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor” (Col. 3:18). Y aseverar lo contrario es rebelión (Tito 2:5)

 

¿QUE DEBEN ENSEÑAR LAS MUJERES Y EN QUE CONDICIONES?

 

Hoy, el espíritu de Jezabel, ha introducido sicología secular (autoestima), filosofías humanistas (intelecto carnal, marginal a las escrituras) y el poder de la mente (sanidad interior o confesión positiva, pensamiento positivo), para objetar, sin ningún temor, las enseñanzas bíblicas.

La mujer debe estar sujeta al varón, y lo que las ancianas deben enseñar “a las mujeres jóvenes”, no a los varones, “Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio” (1ª Ti 2:12)- está claramente establecido en las Sagradas Escrituras:

 

 “Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; que enseñen a las mujeres jóvenes:

 

- a amar a sus maridos y a sus hijos,                 - a ser prudentes,                - castas,

- cuidadosas de su casa,                       - buenas,

- sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada” (Tito 2:3-5).

 

Por lo tanto, las ancianas (mujeres con ejercicio en la piedad) pueden enseñar a las más jóvenes lo prescrito en las Sagradas Escrituras (Tito 2:3-5), y solo bajo sujeción a quien ostenta la autoridad. Además, pueden orar y profetizar con la cabeza cubierta, es decir, sometidas a la autoridad (1ª Co. 11:4-5).

Pero, ¡¡CUIDADO!!, la infame “liberación femenina” ha llegado a la casa del Señor y algunos, emulando al mundo insisten en levantar “líderes femeninas”, colocándolas a la “cabeza”, tomando a Sara, Deborah, Ruth, María y otras mujeres mencionadas en la Biblia, como una excusa para justificar la insurrección.

Ven la llegada de mujeres al cargo de presidente de una nación como un “ejemplo” a seguir dentro de la Casa del Señor. Codiciosas de poder (Ge. 3:6) y apasionadas por usurpar un lugar que no les ha sido asignado

La mujer es para el varón la ayuda idónea (apta, capaz, ideal, Gn. 2:20). ¡Nótese! “ayuda idónea”. La mujer es el complemento perfecto para ayudar al varón y no para competir con él, o para ocupar su lugar. Este último pensamiento es diabólico, ya que fue el sentir del Querubín protector, cuando dijo: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo” (Is. 14:13-14)

 

¡SEÑAL DE AUTORIDAD!

 

“Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo. Os alabo, hermanos, porque en todo os acordáis de mí, y retenéis las instrucciones tal como os las entregué (1ª Co 11:1-2). “Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles” (1ª Co. 11:10).

 

Señal de autoridad, es decir, reconocer la autoridad conferida por Dios al varón, y éste debe ejercer ésta facultad porque “Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza”. Y la mujer debe respetar y reconocer dicha autoridad: “Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza…” (1ª Co. 11:4-5); es decir, insulta al varón, por consecuencia, a Cristo.

“Juzgad vosotros mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza? (señal de rebeldía) La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello? (No asumir la autoridad) Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso (reconocer la autoridad); porque en lugar de velo le es dado el cabello. Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso (falsos restauradores del ministerio de la mujer), nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios” (seguiremos lo establecido por Dios, “sin innovar”) (1ª Co. 11:13-16)

 

CONCLUSIÓN

 

Hoy, con más fuerza que nunca, este pensamiento secular de la igualdad de géneros ha tomado cuerpo en la Casa del Señor, y por causa de la pusilanimidad e ignorancia de los pastores, el juicio de Dios se hará manifiesto.

 

Triste espectáculo es ver a los ancianos del pueblo como meros espectadores ante este GOBIERNO INCOHERENTE Y AJENO A LOS DECRETOS DEL ALTÍSIMO, la iglesia gobernada por dos cabezas, la de Jezabel y la del pusilánime que lo permite.

 

Las consecuencias para la Iglesia por esta forma de gobierno

 

El Espíritu Santo, sentencia:

 

 “Los opresores de mi pueblo son muchachos, y mujeres se enseñorearon de él. Pueblo mío, los que te guían te engañan, y tuercen el curso de tus caminos” (Is. 3:12)

 

Porque he aquí que el Señor Jehová de los ejércitos quita de Jerusalén y de Judá al sustentador y al fuerte, todo sustento de pan y todo socorro de agua; el valiente y el hombre de guerra, el juez y el profeta, el adivino y el anciano; el capitán de cincuenta y el hombre de respeto, el consejero, el artífice excelente y el hábil orador” (Is. 3:1-3).

 

Las mujeres no deben enseñorearse del pueblo de Dios, ni tener autoridad sobre el varón porque afrenta su cabeza.

Y les pondré jóvenes por príncipes, y muchachos serán sus señores (Is. 3:4). Además, es notorio como el quebrantamiento del orden estipulado por el Señor de Señores, ha traído como consecuencia que los “jóvenes”, muchos de ellos hijos de pastores asuman como maestros del pueblo, gobiernen y profanen los cultos con música profana y con “actos circenses” como mimos, payasos, teatro, festivales, carnavales, batucadas, café concert, y otras fábulas artificiosas que solo dan “gusto” a la carne. Y los pastores, bajo la influencia de esta depravada entidad, honran más a sus hijos que a Dios.

Y el pueblo se hará violencia unos a otros, cada cual contra su vecino; el joven se levantará contra el anciano, y el villano contra el noble (Is. 3:5). Manifiesto es el desprecio por los ancianos y la persecución en contra de los que se sujetan a los principios eternos estipulados por Dios que implica ésta fórmula humana de gobierno. Las mujeres y los jóvenes asumen la autoridad, olvidando el santo mandamiento: “Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor. Yo Jehová” (Gn. 19:32). Notable es el desprecio por la corrección y un aborrecimiento por el reproche.

  “Y mujeres se enseñorearon de él, las cuales no guardaron su dignidad, sino que se envilecieron y afrentaron su cabeza al tomar el señorío actuando impíamente, sentándose en jurisdicciones reservadas para los varones.

 

Asimismo dice Jehová: Por cuanto las hijas de Sion se ensoberbecen, y andan con cuello erguido y con ojos desvergonzados; cuando andan van danzando, y haciendo son con los pies; por tanto, el Señor raerá la cabeza de las hijas de Sion, y Jehová descubrirá sus vergüenzas (Is. 3:16-17)

 

Iglesia del Señor, escucha a tu Dios, que dulcemente te dice: “Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos” (Ap. 2:20)

 

…y, a cuantos no tienen esa doctrina,…

 

“Pero a vosotros y a los demás que están en Tiatira, a cuantos no tienen esa doctrina, y no han conocido lo que ellos llaman las profundidades de Satanás, yo os digo: No os impondré otra carga; pero lo que tenéis, retenedlo hasta que yo venga. Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad”  (Apocalipsis 2:24-26)

 

¡¡IGLESIA DEL SEÑOR RETEN LO QUE TIENES, QUE NADIE TE LO ARREBATE!!

¡¡NO TOLERES A JEZABEL!!

 

IGLESIA DIOS PROVEERÁ

OBISPO CARLOS SAN MARTÍN P. Nº 1671